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otra vez su pelo y la almohada January 12, 2010

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Otra vez su pelo y la almohada. En la cocina los platos usados y la gotera.

Yo me abstengo a la luz del cigarro, esta noche feroz. Estamos a oscuras. Apenas un retrato que deja el alumbrado de la calle sobre sus senos, y la ventana abierta. Todos sabemos como despertar, pero dormir puede ser tan difícil, quizás de ahí nuestra propensión a soñarnos siempre, aún en el mismo bloque, la misma cama, soñarnos en la última parada, aún despiertos. Porque siempre estamos soñando lo que no podemos recordar. ¿Ves? Ahora pegar un ojo es el epílogo de un orgasmo, pero ella duerme, o simula que duerme. Ya nunca el insomnio lo curamos con nuestros sexos, e imaginar es un acto tan sólo.

El siguiente paso es indagar sobre las diferencias entre soñar e imaginar. Así es cuando un seno te sonríe a mitad de la noche y las cenizas no despiertan a su mujer. Digamos que soñar es un verbo de la intimidad: Los proyectos, la plenitud, la comodidad. Soñamos para sí, o en pareja. Imaginar es un sueño reducido a categorías menores, a tallas infantiles. No se vende con tanta brutalidad al mercado. Está en un comentario, entre las cinco y las seis, está y la sentimos como el mar, tan lejos aunque ya nos mojemos la cintura, y eso que imaginamos siempre entre cervezas, y alzamos las faldas cada que viene un toro. Faena de mujer y su falda, y el viento y el toro, y cada cinco minutos alguien cierra una ventana y está haciendo el amor, o lavando trastes, ya ves. Y podemos soñar con la mujer o con esa nostalgia de lavaplatos.

Sin mayor esfuerzo ella se da la vuelta, y ahora es la espalda desnuda que se dibuja como llamándome a estar, a dejar el cigarro acabado sobre la taza de café – rígida porcelana sobre la mesa de noche, con su función de aromatizante- y comenzar por el cuello esa vereda de la vida, hasta la mañana.
Vereda de la vida… nos quebramos en una fiesta de una hora, una hora dando una vuelta, exhalando abruptamente, exorbitándonos sin piedad y sin pensarnos. Y entonces Dios, por diez o quince segundos la redención, y volver a nacer. A buscarnos otra vez.

Afuera desfilan los disfraces de la cotidianidad. Con los primeros autos que se perciben, el sol despabilándose. Sentado al borde de la cama, imagino al primer parlante que dijo “Estoy haciendo tiempo”, y río. Es la primera expresión que se me ocurre para hacerle entender a alguien más que yo como tantos otros soy espectador de una obra de teatro que inventa mi vida a cada paso. Algunos se retiran en el primer acto. Espero que Alejandra despierte pronto.

absoluto November 30, 2009

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“Nacida en todos los sitios donde pongo los ojos…”
                                                                        -Vicente Huidobro 

Algún verso
bastaba para temblar la noche.

Cuando se acercaba,
sentí el rumor indiscreto
en un bolsillo
anoté sus pasos,
esperé inerte,
y en el camino me convencieron
las piedras,

mirarte es entonces
converger en espacios múltiples,
que tocas llenándote del mundo,

y yo entendía
que ya venías haciéndome falta,
que planeabas cuándo dolerme,
y que ya encendías la tarde
con lluvia dentro de mi pecho

yo te siento entonces,
sigo el rastro,
elaboro pronósticos de tu encuentro
mientras confluyes,
y ya es mi estómago que encuentras
como tu mano,
como expandiendo ese rumor
entre las ramas de los lugares
donde estás y yo te encuentro
o no,

aún así busco,

me faltan las huellas
y sin embargo
esa línea de palabras:
tu pelo vertical
como suelen ser las sonrisas
llamándome en predicciones,
escribiendo el paso
de este tiempo de vasos vacíos,
no me deja alcanzar tu sombra,
plexo mío
atado a todos tus lugares,

y te mueves
mientras yo recaigo,
y enciendes toda la llanura
mientras yo retrato tristes figuras
en cualquier sueño que pasa:
Cuando había trenes,
yo escalaba horizontes
de la mano tuya.
Cuando había fantasmas,
yo calentaba todas tus líneas,
y tu cuerpo fluía contra mí
como la luna entonando
todas las guitarras
de la noche.

Y yo entendía que ya venías
haciéndome falta,
y que me buscabas quizás
o cuándo,
y que no importaban
los pronósticos de encontrarte
mientras ocupas todos los mundos
que no conocemos ni en la muerte.

 

 

 

 


 

May 22, 2009

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Recital de Poesia 
Homenaje a Mario Benedetti
 
Tus manos son mi caricia
mis acordes cotidianos
Te quiero porque tus manos
trabajan por la justicia”
 
Viermes 22 de mayo
8:00 p.m.
Local de Justicia Global
 
A traves de un arte que liberaune y transforma, honraremos su trayectoria y aporte. Versos, adaptaciones en teatro, música y otras expresiones artísticas.
 
Por un arte que libera, une y transforma!
Por una poesia que nos haga más concientes de la realidad!
 

 

Riega la voz y participa!!

—— 
Colectivo de Acción Cultural Caracol 

Calle Benigno Filomeno Rojas #153, Zona Universitaria

809-682-133

May 18, 2009

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Quizás escogió la esquina por no hablar, o porque hoy no estaba para exigencias. O quizás escogió la esquina porque entre muro y muro cabía la propuesta de esfumarse.

 Pero no lo hizo. Más bien salpicó sus ojos de azul-ardor y buscó la compañía de Chopin.  Cuando al amanecer el cólera desvaneció en bostezos, no dudó en acercarse, y hubo que advertirle que la mañana iba a estar fría y que sólo tal vez las ventanas tendrían pestillo.

Entonces la melancolía fue dulce, y durmió entre las horas como no había hecho en meses, y nacieron los versos del poeta y la mirada de los autobuses que nunca fueron tranvías.

Al día siguiente se preguntó si debía extrañarla.

Su presunción no estuvo de más.  Podía quebrarse, y ventilarse tiernamente, como despertando, pero siempre ahí estaba la misma esquina, con sus huesos-arena, sus portafolios, sus posibilidades de abstraerse, o mejor aún…

sed May 11, 2009

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El fino hilo de la noche
tiembla, roza,
mientras
que  un acaudalado río que lleva
 como nombre mi sed habla en
tristes murmullos,
prediga de ti,
de miel y pan, que suceden,
de tu cuerpo
como manos
y grietas,

mira el agua, goteando,

lentamente puedo verlas,
sugiriendo, abarcando
pero míralas tú,
con sus paredes azules,
y versos con sangre,
pulso,
pulso,
pulso,
mientras el mar que renombra
mi hambre,
 no fluye,
no sangra,
no vierte.

Y sólo quedan estas locas ganas,
de mirarte desnuda.

diálogo I May 4, 2009

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Hoy anunció su llegada.

Hoy al fin los versos que escupe,
los murmullos entre muros-huesos,
seductores de espejos,
limpian y empujan,

hoy la estridencia,
hoy la mano-espejismo,
que quiebra de lejos
y escucha,

te llama,
así como los relojes y sus pausas,
llama y empuja,
                            [o más bien absorbe

y lo peor es que estás sólo,
si miras de costado
sólo encontrarás las gallinas,
y de nuevo las pausas,
en tu piel
las pausas y las hormigas,
sin excluir al momo,
ni al blanco giratorio,
ni al barrigón de pelos-habano

 

que no llama,

 

espera.

March 23, 2009

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Como te prometí, Waldo, después de 6 meses de no publicar. Prometo no abandonarte otra vez,  televisor.

 

Estás muda.
Tu pelo,
tu sombra sobre esta mesa,
los escombros,

hay migajas y hay pan,
pero lo que importa es que hay de los dos
de nosotros,
y aquí estamos,
sin muros,
porque tiré,
tiramos el último peldaño,
el último hueso frío en mi pecho.

No queda nada que no sea una memoria,
un recuerdo de lágrimas vivas,
y aquí está una letra y la otra
y tu boca que mira al piso.

A estas horas,
tienes mi sangre como una palabra,
como tienes un dedo tienes una palabra,
y la tienes así, sabes?
para decirla.

Y si la dices descubrirás que has dicho
tu nombre cientos de veces,
y te quedarás muda de nuevo,
y sólo te escucharé,
que curiosas que son las cosas,
que ternura que no menciones ni las manos,
y ahí estemos, después de tanto,
entregándonos.

Pero nunca digas
que debemos rendirnos.
Aquí no es guerra,
aquí no hay muerte
más que en la ausencia.

Y es esto, es esto,
insiste en llamarle amor
siempre y cuando quieras,
porque así es como he de entenderte
y como tú has de llorarme,
y caminarme, siempre caminarme.

Al día se le han escapado los minutos,
será tu sombra iluminándome el camino
a la cocina,
será tu sombra sangrando estos versos?

Es que hay que mirarte,
joder que hay que mirarte,
pero de nada serviría.

Has envenenado mis ojos,
los hiciste torpes e ilusionados,
como nunca habían sido,
y nunca, escúchame bien,
los había visto tan hermosos.

Ni tu sonrisa
que es nublada,
temblorosa,
ni tus pechos soleados,
nada,
algo que parezca tu piel.

Quédate como estás,
tan sola en mí.
Puedes irte de este país,
irte a tu casa o a lugares
que me permanezcan ocultos,
o a las palabras que he callado,
y siempre has querido arrancar.
Puedes irte de tu cuerpo,
de tus cosas,

y de tu tiempo,
pero quédate en mí.

Porque he aprendido contigo,
he caminado con frío,
a veces,
pero mírame,
solo mira esta frente más alta que nunca,
estas manos con las venas
que contigo,
han nacido.

De nosotros hemos nacido,
tantas veces,
y perdona,
perdóname si hizo falta decirlo,
pero te quiero
tanto…

a Gustav y todo el resto de cabrones con nombre exótico September 10, 2008

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El café es amargo.

No hay azúcar el río ácido que concurre ante mis ojos.
Hay pies descalzos y zapatos cuya suela no creyeron jamás en la existencia de Jesús
(es decir que no caminaron sobre dicho río, y el agua se metió entre mis piernas).
Los trapeadores miran recelosos como perros los pies que invaden sus pisos,
hartos de repasar el halo de espejos tantas veces sobre el lodo.
Los techos son casi todos de cartón, y es que en estas condiciones
el agua suele tomar formas femeninas muy esbeltas, y colarse no sólo por los techos
sino que también logran penetrar por la puerta y mojar la cama con su saliva.

Es curioso mirar las corrientes urbanas, ya que la superficie muestra formas desconocidas
que podemos interpretar como insultos a nuestra madre,
o como tópicos inexplorados de nuestra existencia empapada.
(Es mejor mirar de esta forma las típicas gotas de aceite de auto que flotan en el agua).
Estas formas son abatidas finalmente por un automóvil que reconoció por vez primera
desde su fabricación su potestad de ser transatlántico, o en su defecto barco de pesca,
porque ya se ven modelos bastante anticuados flotando a velocidades casi imperceptibles
sobre la selva acuática que se desarrolla frondosamente sobre el asfalto.
Y mientas una señora con notable sobrepeso produce un sonido extraño
que proviene de su transatlántico modelo 2008, hay una auténtica fiesta
entre mis zapatos y mis pies.
Después de un duelo de miradas, la señora con notable sobrepeso comprendió
que joder a un poeta en pleno diluvio no es del todo pertinente,
y al notar que estuvo cerca de invocar al mismísimo demonio con tal pecado,
decidió aplastar su mirada y concentrarse en el abismal escote de su blusa.
Mientras ella se ajusta a su cita de lencería de emergencia,
hay diez peatones empapados buscando alguna figura extraña entre desconocidos,
que pueda retornarlos a tierra firme y sin la posibilidad de un viaje en crucero.
Quiero decir que por cada señora con notable sobrepeso viajando en una suburban
flotante 2008 hay 10 peatones que tienen que jugarse el pellejo esquivando charcos,
y prácticamente remar. Nuestra capacidad de adaptación nos convierte en auténticas canoas,
y poco a poco la piel se va impermeabilizando.
De seguir así en vez de hongos en los pies, mañana voy a ser poseedor de escamas,
o voy a contraer un resfriado de puta madre.

II

Creo que es preciso huir.

El río lentamente toma aires marítimos, y lo que antes era una banqueta,
hoy es un embarcadero manchado de salitre y marineros sin rumbo.
Desde altamar (que es más o menos donde están marcadas las líneas amarillas del tránsito)
llegan a las orillas todo tipo de algas sintéticas (botellas, papeles, restos de frituras).

Ven. Tengamos una caminata por la playa de cemento. Quizás hoy sí la luna
salga y nos entretenga entre pirotecnias y besos con horizontes no tan grises.
Es de esperarse que nos sentemos en el muelle a ver secar el río,
puedes reír, ríe por favor, tu sonrisa es como un café para el alma fría.
Deja que te muestre esta ciudad con la cara mojada.
Entre sudor y paredes etéreamente ácidas podrás ver que la cosa
no es tan mala después de todo, pero para verlo así hace falta que todos tengamos zapatos,
o el derecho de ahorrarnos plata para viajar en aquéllos transatlánticos de ojos cerrados.
Cuando menos instalar un sistema de drenaje digno para la caprichosa mujer caribeña,
que se acuesta con todos los vientos de nombre exótico que le tientan las piernas.
(Sólo te digo puta para que te enamores de mí y dejes de jodernos con tantas goteras).

por Sabines, el amor en el silencio, y Horacio… August 6, 2008

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Lo he comprobado.

Ayer, mientras la miraba, y mis manos caían como un llanto alegre de su pelo hasta sus dedos,
su piel desteñida se volvió una noche parida por Venus, y allá en los límites de mi visión, detrás de dos lunas de color indefinido surgió un amanecer con un sol que sí calentaba, y un olor a pan fresco y a melancolía en el estado colchard-catatónico. Detrás de los puentes que más bien eran una blusa de una tela que no recuerdo había llovido, y fue ahí donde el corazón se volvió múltiple, pero mi sangre se escondió en el único lugar donde cabe, donde se calienta, donde fluye mejor, y está fuera de mí. Está en sus parques, con sus sube y bajas, y sus niños, en sus ojos, manos, pies de la esperanza, corazón de la esperanza, yo estoy en ti y ya no puedo estar en ningún lado.

Maldito seas Horacio, Horacio Oliveira, aunque es cierto, yo también quiero ese amor revólver, ese amor pasaporte, pero tú sólo buscas y buscas, y cuando encuentras te alejas para seguir buscando, o te aleja la vida, como a todos y a todo. Yo no soy tú Horacio, yo no quiero ser tú, pero sucede que tú recoges papelitos por miedo a las desgracias, y yo soy triste y tú eres triste, pero tú no existes y yo quién sabe, entonces podría llamarme como tú, y caminar bajo la lluvia con un cigarrillo, y encontrar a algún Morelli…

¡Joder que no!

Ayer mientras la miraba… Amor pasaporte, revólver, mil ojos de Argos, hermoso espectáculo amor, hermoso. Cómo te quiero, y cómo estás en el silencio, cómo giran por tu boca y tus pechos y tus manos las cenizas del fénix, cómo estás llena de lunares, y cómo me escondo yo detrás de cada lunar tuyo, lunar de mujer, luna oscura con mil pétalos de flores de mar y de río. Hay que ver cómo te invento en el silencio, en las palabras del amor que nunca se escuchan, que sólo calan por cada vena, por cada orificio de todo lo visible y lo invisible que tú tienes.

Tus manos, tus manos como una corriente, amor pasaporte, amor revólver, Platón con Shakespeare, Octavio Paz, Maestro Sabines, putísimo Horacio… ¿y dónde tienes tú la poesía, Oliveira?

Cómo te quiero, cómo te nombro, cómo me comprendes, carajo, amor mío…

(a la que me sacó una puta del bolsillo) June 20, 2008

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I

Existe un espejo que adivina siempre mi mirada.

Es, como el cielo, un derroche de tinta y melancolías
que envuelven a uno y lo colocan en algún lugar
fuera de sí mismo.

Su luz es la única luz que me calienta en mi ciudad.
Tranquilamente, como exhalando vapor de mercurio y sal,
va ahuyentando a los perros, a las telarañas que se cuelan por los rincones,
y a mi soledad le prende fuego.

Este espejo es la ruina del hueco
que alguna vez me amuralló
entre el sonido del viento y las apartadas goteras
que le oprimen el corazón a los hombres.

II

Siento pedazos de soledad desputada
saliendo de mi mano,
rodando por mi colchón,
haciendo muecas conjurando mi desgracia.
Este espejo algo tiene, lo he visto,
que convierte en cal y ceniza,
las indefinidas caras que me invitan a morirme
en el abismo infinito que se crea en algunas camas.

Es decir, simplemente,
y perdona tantos rodeos,
que cuando me miro en tus ojos,
veo complacido el reflejo de la muerte jugando ajedrez
con alguna puta que se me ha salido del bolsillo

¿dónde está mi soledad?
que alguien me lo diga
¿en qué rincón le toma la mano a la muerte desdichada?

Ellas sudan, pensantes.

III

Ah… si dejara de mirarte…